jueves, 22 de enero de 2015

Haciendo el canelo

Llevo una mañana, como se suele decir, de perros. Sí. No todo en mi vida es crear cosas bonitas...También hay momentos absurdos y de lo más tontos, aunque después te rías contando lo que te ha pasado

Después de levantarme a las 6.30 sin poder desayunar, porque tenía que hacerme análisis, y con un malestar tremendo y una buena fatiga, llego todo contenta al trabajo a las 8.20. A las 9.00 salgo al hospital y aparco en Mercadona, pues es el único sitio donde poder dejar el coche. Cojo mi consabido tique, y me acerco al mostrador: "Buenos  días señora. ¿Me facilita su volante?”, "Uy, me he dejado el papelito en casa", le contesto. "Pues entonces no podemos hacerle la analítica". Con cara de imbécil y de pasmá, mi cabeza empieza a dar vueltas y al final decido volver a casa, a ¡¡por el papelito dichoso!! A media hora de camino…. Pero antes tengo que validar mi tique en Mercadona….Así que me acuerdo de que tengo varias cosas que comprar y aprovecho. Al pasar el tique validado por la máquina, me empeño en que no se abre, salgo del coche,  y me quedo otra vez con cara de idiota, cuando el coche de atrás me avisa de que la valla está levantada y puedo pasar sin problemas….

Ahora toca viaje de ida a casa: Me queda poca gasolina, pero me niego a repostar. "Demasiadas cosas tengo ya encima", pienso. A todo esto se me está haciendo tardísimo. Llego a casa y no puedo resistir dedicar 5 minutos a colocar lo que me voy encontrando por mi camino…Para irme contenta, pongo el roomba. Con eso me quedo tranquila porque sé que se tragará todas las pelusas recónditas del salón y la cocina. Una cosa menos. "Y cuando llegue esta tarde a casa, veré todo lo que ha recogido", pienso....

Ahora toca viaje de vuelta. ¡Dios mío con lo fácil que hubiera sido llevarme el papelito desde por la mañana! A todo esto, mi estómago está desangelado. Y sueño con la tostada que me tomaré después de la analítica. "Creo que lo mejor será ir por este atajo". Pensé. Y tanto atajo que al final me perdí. ¿Dios mío, me puede pasar algo más? Ha sido la típica mañana en la que uno hace bien el canelo. Porque estas cosas yo creo que no sólo me pasan a mí. Todos podríamos contar nuestro capítulo particular de “hacer el canelo”.


Cuando consigo redirigir mi viaje hasta el lugar de destino, otra vez tengo que aparcar en mi querido Mercadona. Esta vez sí. “Todo me saldrá bien”. Pienso.  Y la verdad es que no me fue nada mal. Conseguí mi objetivo por encima de todo: hacerme la analítica. Y por fin llegó el momento del café y la tostada. ¡Me ha sabido a gloria! Y ahora otra vez a validar el tique en Mercadona. ¡Vaya rollo! Pero bueno, como hay que aprovechar las oportunidades, y tenía pendiente un regalito, compro un perfume. Ahora sí. Toca volver al trabajo de una vez. Veo que queda poca gasolina, pero esta tarde me encargaré de eso. Uy, no hay aparcamiento, bueno, pues en la acera, como de costumbre. 


Y ¡hala!,  a trabajar se ha dicho, que ya es hora. "Que bastante he hecho el canelo por hoy...". ¿No les parece?

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