"Mi Teresa no ha dado ni una mala noche desde que nació", afirmaba su abuela, a la que le llenaba la boca al hablar de su nieta. "Pues mi bombón sí ha dado algunas malas", le dije yo. "Algún día ha dormido del tirón, pero no suele ser lo habitual", le apostillé. Y es que mi bombón está de lo más espabilado. Con más de 7 kilos me tiene baldada. Necesita calle y una dedicación plena. Solo quiere que le mimes, le digas "agó", le lleves de paseo...Y yo estoy disfrutando como una enana... ¡¡Hasta ya le tengo que llevar en la silla, porque en el capazo se aburre de ir tumbado!!
Volviendo al comentario de la señora que me encontré en el pueblo, las abuelas, son de lo más exagerado para hablar de sus nietos. Lo suyo siempre es lo mejor. Pero pobre mujer, si eso le hace feliz, pues lo mejor es dejarla hablar de las bondades de su nieto.
Y ahora sí. Llegó la hora de seguir. El bombón ha sido la razón de mi ausencia en este mi blog. Mi bombón ya tiene tres meses. Tres meses de besos y achuchones, 900 biberones, días zombis con dolor de cabeza, adaptación de la casa y la familia al pequeño, días de pijama hasta las 12 de la mañana con un caos de casa, más de 200 lavadoras, montañas de ropa para doblar, y un sinfín de tareas que cualquier madre puede imaginar. Todas ellas razones de peso que me han llevado a dejar de nutrir de contenidos mi querido blog.
Os dejo, que mi bombón me reclama una vez más.
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