Si hay algo que me guste a rabiar es dar segunda vida a objetos olvidados; que han pasado a segundo plano; o que sus dueños han desterrado de sus casas; por falta de imaginación; pues a veces una misma cosa puede esconder varias utilidades. Solo hay que descubrirlas. Y descubrir pequeños tesoros es uno de mis hobbys más prácticos y entretenidos. De "Rastros con Chus" es uno de mis programas favoritos del Canal de Casa. Soy auténtica fan; pues me veo reflejada en ella; salvando las distancias; pues ella es una profesional de la decoración y restauración. Y yo soy una simple amater...
Una mañana de domingo me escapé a un rastrillo de cachivaches y cosas de segunda mano. Y tras un breve oteo; allí estaba esperando mi espejo ovalado. ”¡Cinco euros señora!", "¡Perfecto! ¡Me lo llevo!", le contesté rápidamente.
Cuando llegué a casa me faltó tiempo para pintarlo de blanco. Le quise dar un efecto decapado y desgastado. Su color natural era nogal. Con unos brochazos de pintura blanca y un paño con el que retirar parte de la pintura; se consigue un efecto interesante. Cuando se seca; y para sacar la madera original, se frota un poquito con lana de acero; según lo que queramos que se vea de la vieja madera.
Y en unos minutos tenemos nuestro espejo listo. Para darle un toque más romántico le grapé en los extremos dos retales de color beig. Saqué dos tiras de una vieja cortina, con los extremos deshilachados, para darle un aire más auténtico. Grapé ambos retales y los uní con una lazada. Y listo. Aquí tenéis el resultado. ¿No está mal, no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario